Lo que pudo ser y lo que fue. La historia de un amor

No recuerdo exactamente cuándo empezó todo esto, si recuerdo la noche que dimos “el primer paso”. Fueron un conjunto de situaciones que se iban dando después de aquella invitación vía chat que intentare reproducir:
-Él: salis esta noche? yo tengo ganas de salir
-Yo: Y salí. Yo voy con amigas a la noche de salsa
-Él: si pero no tengo con quién
-Yo: y tus amigos? Seguro que alguno tiene ganas de salir
-Él: No, ninguno sale
-Yo: (acorralada por las circunstancias) bueno… si querés podes venir conmigo, aunque somos todas minas…
-Él: Bueno!
-Yo: pero no te sientas obligado, es una invitación si no querés esta todo bien (observación: quien carajo contesta algo asi!?)
-Él: no, si quiero! (aparente y desconcertante entusiasmo) Dame tu dire, llevo a mi mama a la terminal y después voy…
Así empezaba una noche que me iba a terminar sorprendiendo. El profesor de guitarra de la escuela de música donde yo hacia canto pasaba por casa para ir a la noche de salsa con unas amigas… ¿¡!?
Nos veíamos los jueves en el ensamble pero además chateábamos periódicamente. Después me entere de cómo nos había pedido el mail a todos los integrantes del ensamble con el único fin de conseguir el mío e iniciar el ataque desde ahí. Yo, colgada como siempre, nunca registre el ataque aunque una que otra vez percibía algún palo que caía pero los dejaba pasar, “es hombre” pensaba.
En el pub esa noche nos bailamos todo y la pasamos muy bien, yo estaba sorprendida de la buena onda que pegábamos. Después de una velada tranqui (no había pasado nada de nada) nos volvimos a casa súper tarde, o temprano, unas horas después mis amigas me iban a tocar timbre para ir a clases. Yo venia congelada y el me abrazaba para aplacar el frio (para aplacar en frio?). En la puerta de casa, sin medir las consecuencias, lo invite a pasar. Desayunamos y nos tiramos en el sillón, tal vez sin saber que ese sillón nos iba a regalar noches enteras de abrazos, mimos o películas. De repente percibo una manito que se apoya sobre mi pierna, me acaricia con timidez y se queda quieta esperando mi aprobación. Yo (sin siquiera pensar en lo que hacia) pongo mi mano sobre la suya y la acaricio. Veía de reojo que me miraba y por dentro pensaba “si doy vuelta la cara cagué” y que hice?... di vuelta la cara y nos regalamos un beso, que para seguir alimentando mi sorpresa fue hermoso. Las condiciones tal vez no fueron las mejores para iniciar una “relación seria”, porque la verdad es que los dos vivíamos momentos de nuestras vidas donde uno no se detiene a pensar en alguien todas las noches, ni le importa si el otro llama o no. Con el tiempo eso fue cambiando y un buen día amanecí enamorada de él, hasta lo elegí para hacerme mujer. Aparentemente a él le pasaba lo mismo porque terminamos de novios y después de varios meses las cosas volvieron a cambiar y hasta lo hicieron una vez más (en criollo: cortamos, volvimos y así). En el medio de eso yo pensé miles de veces en “lo que pudo ser y lo que fue” con una mezcla de amor, arrepentimiento y otras hierbas, me lloraba la vida cada vez que pensaba que había apostado y perdido todo. Pero nunca deje de sentir lo que siento por este muchacho en cuestión (muy Capi eso). Hoy cumple añitos y no puedo evitar volverme un año y medio atrás y recordar como fue que llegamos a esto. De acá en adelante… que sea lo que tenga que ser.
Te amo, Feliz Cumpleaños!